Es verosímil que las monjas Basilianas hayan llegado a la Rus de Kiev con el cristianismo en el año 988 desde Grecia y Bulgaria. Los primeros monasterios se ubicaron en Kiev y luego se expandieron por todo el territorio de San Vladimiro el Grande.
En la historia aparecen nombres de varias monjas parientes de este santo, como por ejemplo Anastasia, Agata y Marta, que vivieron junto al primer templo cristiano, que fue dedicado en honor a San Basilio.
Ya en 1037 las crónicas registran algunos datos más precisos del monasterio de Santa Irene, habitado por monjas.
En general, los cronistas escriben muy poco sobre la vida monástica femenina, por que éstas no aparecían en la vida pública de la Iglesia, debido a su rigurosa clausura
Los monasterios gozaban de la protección y apoyo de los príncipes de los distintos estados. Y muchas monjas procedían de ilustrísima alcurnia y con fervor inmolaban sus vidas con rigurosos ayunos, vigilias , penitencias y oraciones.
Entre las más destacadas se nombra a Santa Eufrosinia (+1175) hija del príncipe Jorge, quien fundó la Iglesia del Salvador y junto a ella el monasterio donde Eufrosinia fue Superiora y directora en el camino hacia la santidad. Enriquecida con el don de leer los corazones, llena de amor y humildad, file ejemplo de virtudes para sus monjas. Incentivadas por su testimonio de vida su hermana, sobrinas y otras jóvenes de la familia real siguieron sus fervorosos pasos.
Otra fue la Revda. Paraskeva, mujer culta también de sangre real, ingresó en el monasterio fundado por Eufrosinia, se distinguió por la santidad de su vida, se ocupo en la transcripción de textos sagrados. Terminó su vida en Roma, hacia donde se dirigió junto a otras monjas, huyendo de la invasión de los tártaros. Después de su muerte. por su intercesión se realizaron muchos milagros y el Papa Gregorio X la canonizó en 1273
El resplandor de la vida monástica en Ucrania, duró poco tiempo. A medida que la vida del pueblo se fue deteriorando por las luchas internas socio políticas de los principados, lo fue también en desmedro de la Iglesia. Esta decadencia de la fe fue total con la invasión de los tártaros (siglo XIII).
Cuando se recupera parte de Ucrania gracias a la valentía de Danelo y su hijo León. por el occidente sufre la invasión polaca y con ella la latinización. Estos hechos impidieron el desarrollo ucranio en general e hirieron profundamente a la Iglesia y al monacato. La Iglesia Bizantino Ucrania debió ceder su lugar a otra Iglesia Católica. la Latina, y ubicarse en segundo plano.
Bajo este dominio, junto a los conventos polacos se edificaban escuelas con célebres profesores, incluso llamados del extranjero; apoyados por sus autoridades
rnientras la Iglesia local, desprotegida y falta de apoyo económico, en sus escuelas conventuales apenas lograba enseñar la lectura de los oficios religiosos, de las sagradas escrituras, el canto y en algunos lugares la escritura. Esto hizo agonizar a la Iglesia Ortodoxa. (Siglo XVI).
Los ucranios con aspiración a mayor cultura, forzosamente debían concurrir a las escuelas de los Jesuitas o estudiar en el exterior, y de esta manera también se latinizaban
Afortunadamente no faltaron mentes encumbradas entre los ucranios, que, iluminados por el Espíritu Santo, vieron en la unión oficial con Roma una venturosa salida a esta injusta y dolorosa situación. A esta idea Ucrania nunca había sido contraria, ya que la Iglesia Ortodoxa se estableció allí antes de la división de Celulario, y a través de los siglos se pueden constatar testimonios de buenas relaciones de los príncipes y reyes de Ucrania con Roma. Esto se concreta en 1595/6 cuando los Obispos Ipatio Potiy y Cirilo Terlechky en Roma confesaron la fe católica y reconocieron la autoridad del Papa sobre la Iglesia Ucrania y Bielorrusa. Luego esta Unión se ratificó y aceptó en el sínodo de Berest.
La Unión de Berest fue un hecho trascendental para toda la Iglesia Universal. La Iglesia Bizantino Ucrania, como novedoso retoño comenzó una nueva vidas beneficiándose de los bienes que le ofrecía Roma acumulados en 1.500 años. Gozaban de la amistad y protección de los Sumo Pontífices que la veían como posible puente para la unión con el Oriente. El renacer de la Iglesia Bizantina en Ucrania exigió arduo trabajo, lentamente se fueron abriendo los seminarios para elevar la formación del clero y a través de ellos se fue remozando toda la Iglesia. Este nuevo soplo de vida se hizo sentir también en los monasterios.
San Josafat y el Metropolita Belarmín Rutskey introdujeron una reforma muy importante en la Orden Basiliana. Este último recopiló un “Extracto de las Reglas de San Basilio” con aclaraciones precisas que se convirtieron en normas estables para las monjas que las llevó a la actividad del apostolado.
Con esta reforma los monasterios abrieron afamadas escuelas para sus monjes y para los laicos, con posibilidad de especializaciones en el extranjero. Aquí se adiestraron destacados defensores de la Unión que llegaron a dar su vida en defensa de esta causa.
Esto fue un aguijón que despertó a los ortodoxos no unidos a abrir centros de formación procurando ambos la superación en la competencia,
El siglo XVII fue tiempo de lucha entre los Ortodoxos unidos a Roma v los que rechazaban esta unión, época de renacimiento de los monasterios en ambos. porque sobre todo a través de ellos se llevaban las luchas religiosas.
A fines del siglo XVIII los Ortodoxos Unidos a Roma ganaron terreno en el occidente de Ucrania y Bielorrusia y con ello se restableció la calma. Menguó también la oposición política polaca a la Jerarquía de esa nueva Iglesia
El Rey Ivan III (Sbitskoho) y su sucesor Augusto II brindaron libertad y apoyo a la Iglegia Bizantina Unida garantizaron sus privilegios y favorecieron a las hermandades cofradías y monasterios como táctica hacia la latinización y polonización, sin embargo disminuyó el furor por la vida monástica.
Siguiendo las decisiones del Concilio de Trento, el Sínodo de Zamosk (1722) fortaleció el espíritu y el orden de los monasterios, pero a su vez la introducción de la
clausura determinada por el mismo, más la centralización que entró en vigencia por la Bula Papal “Inter Plures” de Benedicto XIV redujo notablemente su número.
Al dividirse Polonia en el año (.. .) a consecuencia de (…..)
una parte de territorio ucranio quedó bajo dominio ruso y otra parte bajo Austria.
Bajo Rusia la Iglesia Bizantino Unida sufrió la persecución, los monasterios fueron incorporados al Estado. Viendo en los Basilianos la mayor fuerza de resistencia, se les prohibió la aceptación de nuevos candidatos o formarlos en el exterior. En 1837, se quitó toda suerte de autonomía a la Iglesia Bizantino Ucrania; los monasterios fueron liquidados y los monjes y las monjas insurrectas perseguidas por su fidelidad a la Iglesia de Cristo
Las religiosas mayores que habían sobrevivido fallecieron, y como no se admitieron jóvenes, terminó así en estas tierras la existencia de los monasterios de las Basilianas (fieles a Roma).
La táctica empleada por las autoridades austríacas fue distinta, tanto el gobierno de la Reina María Teresa y luego el de su hijo José II que no eran simpatizantes de los conventos, se encontraron con muchísimas congregaciones latinas y un buen número de monasterios basilianos.
La primera medida tomada respecto a los mismos fue realizar un censo de estas casas religiosas y evaluar sus bienes. De acuerdo a ello, por nueva disposición se concentraron los religiosos en determinados conventos y sus bienes se sumaron al tesoro del estado. De aquí se deduce que los conventos de las Basilianas eran pobres y se mantenían del trabajo de sus manos.
Un ejemplo tenemos en el monasterio de Lviv, que con ajustada subsistencia y capacidad para 11 religiosas, con esta disposición debió aceptar 28 miembros nuevos. Ante esta dificultad, después de expropiarse conventos latinos, les fueron devueltos a las monjas basilianas los suyos.
Otro eminente presagio de muerte fue la prohibición para recibir nuevas vocaciones al estado religioso. Pronto se hizo sentir las mermas en el número de miembros y a consecuencia se fueron cerrando muchas comunidades.
En 1789 quedaban tan solo dos casas de monjas basilianas, una en lavir y otra en Slovita. Ante esta catastrófica situación, la jerarquía de la Iglesia Greco Católica Ucrania, con el propósito de salvarlas de la extinción, se remitió por nota en 1804 a las autoridades austríacas, destacando la importancia de estas casas para la formación de las niñas. Esta propuesta fue analizada y rechazada en 1813, por considerarse insuficiente y por carecer de fondos para este destino.
Mejor suerte encontró en sus gestiones el Metropolita Lebechki, quien en 1821 solicitó con éxito el permiso para reabrir el noviciado. Que se concretó en Slovita y con la afluencia de nuevas vocaciones se salvaron de la extinción ambos monasterios.
En 1897 se introdujo la estricta clausura y se le asignó un visitador que debía ser mediador entre la jerarquía eclesiástica y las monjas.
A consecuencia de todo lo vivido a través de la dificil historia de muchos siglos. cada comunidad monástica en forma independiente entró a regirse por propias costumbres que distaban mucho de la organización y unidad que poseían las religiosas en los países de occidente o de los monjes basilianos que fueron reformados por San Josafat.